miércoles, 16 de julio de 2014

LA ALEGRIA DE SENTIR QUE PARTO HACIA SANTIAGO. Paris - Irún

Ahora sí, comienza "Mi Camino". La mochila esta lista y pienso que no sobrepasa el 12% de mi peso  corporal que son 78 kg. Con lo cual debo de llevar a la espalda unos 8 kg arriba o abajo. Este peso en principio no me preocupa realmente. Siento que hay otros pesos en mi vida que resultan más limitantes cuando quiero avanzar hacia la búsqueda de la Felicidad. Pesos que se convierten en barreras para interponerse entre ese Yo esencial y de Luz que habita en mi corazón y el Yo teatrero y condicionado que no me permite expresar sin miedo el amor inmenso que ilumina mi alma peregrina y aventurera.

¿Que voy buscando en este Peregrinar? A la divinidad del Hombre y la mujer que residen en el interior de mi espíritu. Mirarme en los ojos de cada persona con la que tenga la oportunidad de cruzarme durante todo el Camino, desde la salida de Casa hasta La puerta de La Mítica Catedral de Santiago de Compostela. Busco Paz y sosiego, busco compartir y Ser ayudado, Busco hospitalidad y Vida sencilla. Busco Libertad y Aire Fresco, no viciado. Busco a Dios en cada inspiración y cada expiración, busco la expresión de mi Ser auténtico en la decisión de cada paso que voy dando.

¿Que espero del Camino? Nada más que historias de Amor en acción, de Amor Inmortal, incondicional, sin mentiras ni caretas, sin máscaras ni escenas preparadas. Busco soledad y recogimiento, naturaleza en vivo y en directo, bellos paisajes, puestas de sol únicas y eternas. Busco amaneceres de bruma llenos de misterio mientras avanzo perdido por el camino entre pueblo y pueblo. Busco poder decir un Hasta luego a la "madre patria", de la que tuve que emigrar sin apenas poder despedirme. Espero la expresión de sentimientos  con los otros desde el corazón más humilde, desde el corazón que sabe perdonarse y perdonar, aceptarse y aceptar a los demás. Espero sin expectativas, con la paciencia del pescador y la intuición del pintor del Renacimiento. Espero Humanidad en su máxima expresión. Sí!  esto es lo que espero.

Salgo del pequeño apartamento  en el que vivo a las afueras de Paris con "mi mochila" cargada a la espalda. Se que voy a comenzar un viaje hacia mi interior que resultará revelador. Siento mucho respeto por poder darme el permiso de emprender esta aventura por caminos que han recorrido mucho antes miles de peregrinos, con destino a la tumba del "Hijo del Trueno". Repaso mentalmente  lo que he metido en la mochila, pienso que llevo todo, incluso seguro que algo me sobra. Lo que más me ha costado es meter solamente un libro. En fín , prueba superada!! "Prendre soin de l'enfant interieur" ( Cuida tu niño Interior) del maestro Zen Thich Nhat Hanh en versión francesa. Siento que será un buen compañero de viaje. Lo he leido y releído varias veces y no quería que se quedara sin visitar la Catedral del Apostol Santiago el Mayor. Me hubiera encantado poder empezar desde la mismísima "Tour de Saint Jacques" en Paris, como lo hacían antaño tantas y tantas almas gemelas. No es posible, el tiempo y las obligaciones de la vida cotidiana marcan un plan que no he querido elaborar minucionamente pero que no deja de Ser por esto un Plan de Acción. Se donde voy, es decir el objetivo de mi destino. Se cuando quiero llegar, aproximadamente y con cierta flexibilidad pero finalmente lo tengo claro. Se como voy a realizar el peregrinaje y para que lo hago. Etapas, cantidad de kilometros, albergues, presupuesto económico diario. Se los recursos con los que cuento. Por lo tanto, el que, el cómo, el para qué, los recursos, etc estan incluidos. Voila, on y va! ( Ya esta, vamos allá!) como decimos en Francia.




Algo en mi interior comienza a cambiar desde este mágico instante, es una energía que va creciendo por momentos y que recorre toda mi columna vertebral, desde el chakra sacro hasta la coronilla. El Plexo solar lo siento abierto y girando a toda velocidad, mi corazón late con ardor y la morriña de alejarme de casa y de mis seres queridos se va transfrormando en algo más positivo. Va cambiando de la incertidumbre a la confianza en lo que quiero hacer. Abrazar al Apostol Santiago en Compostela, visitar sus restos que descansan en la Catedral, agradecer al Universo por estar en esta Vida y pedir perdón por todas las personas a las que haya podido herir durante mi existencia, unas veces inconscientemente y otras a conciencia.

El RER ( nuestro tren de cercanias) me lleva con un dulce va y ven hasta la estación de "Le Halles", en el centro de París. He tenido mi primera conexión con eso que tanto voy buscando. Ha sido la mirada de un bebe que subía al tren en una de las tantas paradas que realiza el ferrocarril. Su madre iba cargada con varias bolsas que parecían de supermercado, además de la propia del bebe. Viaja sola con su hijo y como es muy habitual en Paris, nadie ha reparado en que entre el anden y el vagón hay una distancia considerable para que una persona sola pueda "maniobrar" el carrito de un bebe. Comprendo que nadie se de cuenta de esto, ya se ha convertido en un habito. Cada cual va a lo suyo, pensando en sus "cosas" con la mirada perdida y fija en algún punto. Lo que mi profesor de religión, D.Antonio llamaba "musarañas" o algo así. Me presto rapidamente a colaborar con esta mujer, que a pesar de su aparente juventud, tiene las agallas de hacer la compra sola para lo que parecen tres o cuatro personas y además montar en el cercanias con su bebe en el carrito cargada hasta la bandera. Esta tan ocupada en vigilar que no se le caiga nada de lo que lleva en las bolsas que apenas repara en mí cuando la ayudo para subir al tren. Para ella forma parte de su día a día. Vuelvo a sentarme con una gran sonrisa en los labios y una sensación de satisfacción y fijo mi mirada en el interior del carrito pues ha quedado sensiblemente muy cerca de donde me encuentro sentado. Un ser maravilloso y especial, con unos ojos azul claro como el cielo y brillantes como la luna llena sobre el mar en una noche de verano, me devuelve una penetrante mirada fija en mis ojos con una sonrisa de complicidad indescriptible. Es la mejor manera de darme las gracias que podía haber recibido. Mantuvimos el contacto visual y complice hasta mi parada de destino. Que alegría comienzo a sentir cada vez de manera más intensa. Dios esta en cada uno de nosotros y se manifiesta en el momento menos inesperado. Es una cuestión de estar atentos y vivir cada momento de forma muy consciente y abierta a la experiencia. ¿ Cuantas veces me encontraré esta mirada en El Camino

 Debo de cojer el metropolitano hasta la estación de Montparnasse donde, como dije en mi anterior entrada, un TGV me llevará veloz hasta la estación de Irún. Voy disfrutando de cada momento, sin prisa, atento a cada paso que doy, sintiendo mis pies pisando el suelo. Primero el izquierdo y luego el derecho. Verdaderamente en MindfulneSS ( Conciencia Plena) que es como me he propuesto vivir esta iluminada experiencia. Siento el aire del metro caliente, los olores cargados unas veces y otras olores intensos de perfumes agradables que vienes a mi pituitaria. De pronto, me dejo llevar por una música que parece venir de la vía contraria al sentido de mi marcha. Me da igual porque suena realmente muy bien. Siento la necesidad de agradecer de alguna manera a la persona que acaricia ese instrumento y que no conozco pero que me hace soñar por unos instantes. Me acerco a un hombre que parece de origen africano y que esta sentado sobre una manta de esparto y tocando con gran maestria algo que parece un organo antiguo. El lo toca con unos bastones que llevan una gran bola en uno de sus extremos. ¿Cómo se llama este instrumento? No tengo ni la más remota idea, no es importante para mí. Lo que es importante es la energía que transmite este ser humano, su sencillez, su sonrisa y la paz que parece habitar en él. Dios!¿Cuantas veces habré pasado por el lado de alguna persona que toca en el metro y no me he parado ha deleitarme?. Tan siquiera le he dicho gracias. Bien! me digo. Hoy es el día! Cierro los ojos y me dejo contagiar por el ritmo de la música que cada vez empieza a cobrar más y más intensidad, más fuerza. Percibo comoempiezan a erizarseme todos los pelos de la piel y comienzo a bailar sin saber porque ni como. Abro los ojos y veo a varias personas que se han parado tambien a escuchar, aunque percibo que se contienen de bailar quizas por pudor al que diran, supongo. Cómo lo hubiera hecho yo en el centro de Madrid y en otro momento de mi vida. No quiero contagiarme de esa energía y sigo muy atento a las notas del organo que retumba en el metro en forma de melodía magistral. Una mujer que viene de frente y con el pelo lleno de rastas fija su mirada en mì, me sonríe, la extiendo la mano mientras pasa a mi lado y chocamos "las cinco" como si acabaramos de marcar una canasta en el mismo equipo. Es la segunda vez que veo ese mirada iluminada. Gracias! digo en voz alta. Gracias, Gracias, Gracias. Vuelvo a sentirme Vivo! Verdaderamente lo necesitaba. Despues de varios meses con un fuerte sindrome de "Burn Out" creo que podré superarlo. La lección esta en el Aquí y el Ahora.

Avanzo con dirección a las vías del TGV, no he reparado en absoluto en el tiempo. Una paloma sobrevuela mi cabeza pasando demasiado al ras diria yo, y termina posandose en un gran reloj de la estación. Lo que hace que me fije en la hora que es. Mierda! corre Felipe que el TGV sale en dos minutos chico!. Eh! ¿Otra vez vas a dejar que la voz exigente te meta miedo?¿ Vas a escucharla diciendote  que vas a perder el tren?,¿Vas a oirla gritándote que debes y tienes que darte mucha prisa? Que si esto, que si aquello, que si patatín que si patatan ¿Toda la vida corriendo? NO!. Voy a avanzar seguro y confiado pues se que voy a llegar a tiempo para cojer el tren. Respiro profundamente y llevo mi atención de nuevo a cada paso que doy, a mis pies tocando el suelo, al olor de la estación, a los diferentes sonidos que escucho, las risas, los gritos,etc. Viajo con la Alegría de sentir que parto a visitar a Santiago. ¿Que malo me puede pasar?  Subo al vagon nº 14, en clase turista y las puertas del tren se cierran a mi espalda. He llegado, he subido al tren!

Despues de desprenderme de "mi mochila" me acomodo en el asiento nº88  que tengo asignado . Despues de cruzar la mirada con las personas que viajan en frente de mí y a los lados, descubro que uno de ellos es también un peregrino. Mantenemos una agradable conversación sobre las inquitudes que nos mueven a cada uno para recorrer el Camino. Me dice que es la cuarta vez que lo hace en 6 años. Wow! ¿cuatro veces en seis años?, pienso.

El tren avanza veloz hacia su destino pero yo me deleito con cada momento que vivo. Me apetece descalzarme y ponerme algo más cómodo pues a mi lado no se ha sentado nadie aún. Debo reconocer que sentí un poco de verguenza al principio pero una vez hecho me siguieron dos personas más. Todo está bien! Estiro un poco las piernas y abro las páginas de mi compañero. Voy a leer un rato antes de coger mi estertilla y colocarme en posición del "loto" entre los vagones para meditar un poco. Tengo 5 horas de trayecto y daran para mucho o para muy poco.


Bajo en la estación de Irún después de haber conversado un poco con Lidia, una mujer de Brasil que viaja a Portugal con su hijo de 5 años de nombre Ruben. Este me ha preguntado que hacía sentado antes en el suelo con los ojos cerrados y riéndome. Le he dicho que estaba meditando y me ha preguntado si puedo enseñarle como se hace para poder "jugar" también él en su próximo trayecto. Que Genial este Ruben!  Aquí tengo el encuentro con las primeras flechas amarillas.


Me dirijo al albergue donde espero pasar mi primera noche y recoger la credencial, el pasaporte que me acredita oficialmente como peregrino y me permitirá pernoctar en los albergues del Camino. Allí conoceré a los primeros peregrinos, además de Paul, el francés con el que coincidí en el TGV. Son tres chicos americanos, apenas hablan español aunque se defienden y ni una palabra de francés. No es que mi nivel de inglés sea de excepción pero siento que nos vamos a entender sin mayor problema. Me preguntan por la credencial y cuando voy a explicarles lo que creo que había entendido, una voz de mujer se adelanta astutamente y comienza a darles explicaciones muy rápido en español. Es Mª del Rosario, la hospitalera del Albergue de Peregrinos "Donejakue Elkartea". Tengo que decir que en un primer momento, me pareció algo brusca, pues lo primero que me soltó cuando la dije hola fue un: No tenemos plazas arriba asi que si quieres dormir en el garaje, tu mismo. Vaya! No te preocupes por esto, a mi me pones en cualquier ladillo y paso la noche sin molestar. Algo que quiero es dejar de hacer juicios prematuros sobre las personas que lo único que hacen es condicionarme. Quiero aceptar sin condiciones, nada de estereotipos ni  de etiquetas. Bien, un buen comienzo para darme cuenta que soy humano y que sigo juzgando. La diferencia es que ahora me doy cuenta de cuando lo hago y puedo rectificarlo para no perderme lo mejor de cada persona.





Mª Rosario me atendió para rellenarme la credencial. Al preguntarme de donde era le conteste: bueno pienso que soy un espécimen ,pues nací en Barcelona, he vivido 32 años en Madrid, 4 años en Guadalajara y ahora llevo en París 2 años y medio. Logré que sacara una sonrisa y comenzamos una amena conversación sobre la vida del "hospitalero voluntario" que se extendió una media hora. Me facilitó la llave del garaje para que entrara y saliera cuando quisiera con la condición de que no olvidara devolversela a la mañana siguiente, como le pasaba a mucha gente a la que se la había prestado anteriormente.





Bajé al garaje para dejar la mochila y escojer la litera. La verdad me esperaba otra cosa pero realmente esta bien acondicionado y le da un toque sencillo que es lo que voy buscando. Además, soy peregrino!, no he venido hacer Turismo. Hay varias literas libres por lo que puedo escojer. Estiro el saco en una de ellas y cojo una oración que encuentro justamente en un tablero de madera que queda en frente de la litera. Es la Oración del Peregrino. Me dispongo a leerla en voz alta antes de asistir a la misa que parece ser que empieza en la capilla a las 19:00 pm y el párroco local va a ofrecer la bendición a todos peregrinos que harán el Camino, me ha comentado Mªdel Rosario. Finalmente resultó que la iglesia estaba cerrada, debido a no se que extraña razón, pero pude recogerme un poco para meditar en una pequeña capilla abierta al publico justo al lado de la iglesia. Ahora si que siento que soy un Aprendiz de Peregrino